El oído es uno de los órganos más sensibles de todo el cuerpo humano, es muy común que las personas se introduzcan cualquier objeto en este órgano para poder extraer el cerumen (una especia de cera que da lubricación y protección al oído), sin embargo, este es un error común que cometemos muchos, ya que al extraer esta composición se quita una barrera contra las bacterias, hongos e insectos.

La otitis es una de las enfermedades más comunes en este órgano por lo que debemos ser muy cuidadosos en la higiene del oído, se trata de una infección o inflamación de la parte externa o interna del oído. La enfermedad se puede clasificar de forma aguda si se presenta de durante un periodo corto o crónica si se presenta en un periodo largo, la principal causa de esta infección se da por un mal funcionamiento de la trompa de Eustaquio.

Aunque no son las únicas causas, ya que también podemos considerar las reacciones alérgicas o trastornos de la función ciliar del epitelio respiratorio de la vía respiratoria alta, otra causa es el clima y los factores ambientales, durante la época de frío o invierno hay mayor índice de personas con otitis media aguda. Algunas otras enfermedades como  amigdalitis o adenoiditis, infección rinosinusal, mastoiditis serosas y traumatismos del conducto auditivo externo se consideran causas para que haya una otitis.

Los síntomas de la otitis pueden comenzar con autofonía (escucharse a sí mismo) y hipoacusia (pérdida auditiva, sin llegar a ser sordera), puede haber dolor de oído (leve o moderado). Durante la fase de presupuración aparecen otros síntomas como son fiebre, astenia y anorexia, intranquilidad y vómitos.

El tratamiento para la otitis generalmente se realiza con amoxicilina + ácido clavulánico, cefixima, en caso de que el paciente sea alérgico a los betalactamicos se procede a utilizar el tratamiento con trimetoprima, sulfametoxazol o azitromicina.